El paciente debe estar sentado y los 10 minutos previos a la realización de la técnica, debe permanecer en sedestación para una mayor fiabilidad de los datos. La gasometría arterial se debe llevar a cabo antes que otras maniobras de función pulmonar y no se puede fumar, tomar broncodilatadores o vasodilatadores o recibir oxigenoterapia antes de esta prueba (teniendo en cuenta las necesidades clínicas del paciente). Debemos explicar la técnica al paciente y su finalidad.
En cuanto a la zona de punción, la más recomendada es la arteria radial. Aún así, se recomienda realizar el Test de Allen para asegurarnos de que es la opción adecuada. Este test consiste en comprimir la arteria radial y cubital del paciente, cuando la mano se vuelva pálida, liberamos la cubital, contamos los segundos que tarda en recuperar el color y en caso de que tarde más de 7 segundos, debemos cambiar la zona de punción. La siguiente arteria más recomendada es la humeral, y como última opción la femoral.
Lo primero a la hora de realizar esta técnica es el lavado de manos y el uso de guantes desechables. Debemos escoger la zona de punción y limpiarla con alcohol. Con los dedos índice y corazón debemos palpar el pulso y el recorrido de la arteria. Con la mano predominante sujetamos la aguja formando un ángulo de 45º con el antebrazo del paciente, mientras con los dos dedos que hemos nombrado anteriormente de la mano no predominante palpamos la arteria. Separamos estos dos dedos ligeramente y realizamos la punción entre ellos con el bisel hacia arriba, de forma que aseguramos que la zona seleccionada para la punción forma parte del recorrido de la arteria. El flujo ideal que debemos recibir es pulsátil, que eleve el émbolo de la jeringuilla entre 2 y 5 ml de forma pasiva. Retiramos la aguja y comprimimos la zona entre 3 y 5 minutos para así evitar que se produzcan hematomas.
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