A continuación, se introduce el broncoscopio o bien a través de la boca o bien a través de las fosas nasales, avanzando hacia la faringe, laringe, llegando a las cuerdas vocales y posteriormente a la tráquea y bronquios. En un principio es habitual que la entrada del broncoscopio cause tos, pero este efecto disminuye a
medida que hace efecto la anestesia. Cuándo llegamos a la zona de los bronquios, podemos llevar a cabo distintos procedimientos. Entre ellos, los más habituales con finalidad diagnóstica son la biopsia bronquial, la biopsia transbronquial, el aspirado bronquial, el lavado broncoalveolar y el cepillado bronquial. El procedimiento hasta la llegada a los bronquios de estas pruebas diagnósticas es el mismo, sólo al alcanzar este punto difieren:
- Biopsia bronquial: consiste en la recogida de muestras de la pared bronquial para su posterior análisis.
- Biopsia transbronquial: consiste en la recogida de muestras de la pared pulmonar a través de los bronquios para su posterior análisis.
- Aspirado bronquial: consiste en aspirar secreciones bronquiales para el análisis de células o determinar la posible presencia de gérmenes.
- Lavado broncoalveolar: consiste en introducir una cantidad variable de suero en un bronquio para su posterior aspiración, para así recoger muestras de los alvéolos.
- Cepillado bronquial: consiste en recoger muestras de la mucosa bronquial con un pequeño cepillo para analizarlas.
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